Primero, selló su alianza con Hugo Chávez; èl tiene la franquicia política del venezolano. Segundo, no se molestó cuando Chávez se reconcilió con García, después de haberlo liquidado con su verbo. Posteriormente, Humala llamó "criollazo" a Alan por prometer en campaña una cosa y realizar otra desde el gobierno, como la desafiliación de las AFP y la eliminación de la renta básica con la telefónica.
Ahora, el señor Ollanta Humala ha jaqueado al Presidente; lo ha acusado de hipotecar la soberanía nacional ante Chile, por no priorizar la delimitación marítima ni llevar al país sureño a la Corte de La Haya. También se ha despachado sobre el pacto Apro-fujimorista. El canciller García Belaúnde ha mencionado que encuentra un "tufillo golpista" en esas declaraciones.
Es decir, Humala ha aprendido a hacer daño; ésa es la primera lección pugilística de un boxeador (político): que su rival sienta que le golpea el riñón, de tal forma que si quisiera, podría noquearlo. Lo ha logrado. HUMALA APRENDE, GOLPE A GOLPE, VERSO A VERSO |