Lima, en esos días, era sede del Congreso Mundial de la Internacional Socialista. Estaban todos los progres del mundo, y ocurrió la matanza. Hasta ahora hay desaparecidos, viudas, huérfanos. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, nos ha condenado. El estado no puede matar terroristas, porque se convierte, también, en terrorista; esa es la diferencia: el Estado preserva aún a sus propios delincuentes que son fruto de la sociedad que crea. LOS FANTASMAS ESTAN DE VUELTA. |