brar la eventual muerte del líder cubano; lo cierto es que, esa fiesta todavía deberá esperar.
Fidel Castro, en el otoño de su vida, está viendo con sus propios ojos, a la América morena vestirse de rojo. Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua y el propio Hugo Chávez en Venezuela, son socios exclusivos del eje político que orienta La Habana. A ello hay que sumar a Tabaré Vásquez en Uruguay, Néstor Kirchner en Argentina, Lula Da Silva en Brasil, Martín Torrijos en Panamá, Michelle Bachellet en Chile y a Alan García en Perú.
ROJOS Y ROSADOS
América Latina, con México de López Obrador que casi-casi gobierna su país, se ha convertido en una amalgama de rojos y rosados: granate o rojo indio. Ello debe tener contento a Fidel que hace 6 meses no gobierna directamente Cuba. Y, parece, que ni falta le hace. Las venas abiertas de América Latina, en versión de Eduardo Galeano, van nutriendo de savia nueva, distinta, la sangre que discurre por los pueblos latinoamericanos. Viejas aspiraciones, viejos problemas y un socialismo democrático, en unos casos, y autoritario en otros; pero, América Latina está domiciliada en la izquierda del continente. La Europa del Este, en su día, mostró que no pudo mejorar la vida de los ciudadanos, sustancial y sostenidamente, desde la izquierda; ahora, le ha tocado a América Latina intentarlo desde esa difícil posición. TOMEN NOTA